viernes, 4 de abril de 2008

el diablo

¡Qué largos son los días!, llevo tanto tiempo aquí y siempre viendo llegar a la misma gante: unos locos, otros sin sentimientos... Lo que acaba pasando es que unos se ganan un respeto entre los demás mientras que otros se encierran en su mundo, en una esquina y acaban prácticamente desapareciendo rodeados por esa nube roja, que parece líquida, inofensiva, pero que abrasa hasta lo más profundo del alma.
Yo estoy loco y todo el mundo me tiene respeto. Eso me gusta y me hace seguir aquí, aunque solo veo paredes, piedras rojas, las nubes esas y la gente que parece estar tocada de la cabeza, (unos mas que otros).
Llevo cuatrocientos milenios viviendo aquí y los vecinos no son ruidosos pero son pesados. Todo el día los tengo aquí pidiéndome cosas, aunque es como si yo fuese un alto cargo de algo porque me tratan muy bien.
La gente que encuentro por la calle no me lanza ninguna mala mirada y me hace regalos de vez en cuando.
Lo más raro es que hay algunos que llegan sin cabeza, con un cuchillo clavado en el corazón, a otros les cuesta respirar. No sé, pero esto es un poco raro porque a excepción de unos cuantos los demás tienen esas características.
Yo me llamo Abelardo Remigio Augusto Rodríguez Fernández pero toda la gente me llama de otra manera… pero nunca me acuerdo. Además nada más pronunciar el nombre, todos caen en una crisis de miedo que no entiendo porque.

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